Después de ver en Jaipur el Palacio de los Vientos y la fábrica de joyas, pusimos rumbo a Agra, ciudad conocida por albergar el Taj Mahal. En el camino, hicimos algunas paradas técnicas como la de comer, otra y la última para visitar Fatehpur Sikri, un precioso fuerte que se encuentra entre las dos ciudades que le dan nombre. Era también muy muy bonito y de fachada roja, y un interior precioso que mereció la pena visitar.
Formando parte de este complejo se encuentra también esta puerta, una de las más grandes (sino la que más, no recuerdo muy bien qué dijeron) de la India. Era la entrada a una mezquita y era espectacular, aunque un poco peligroso subir las escaleras. Por ello, nos limitamos a observarla desde abajo, pero aun así era preciosa.
Después de esta visita, nos dirigimos ya directamente a Agra al anochecer. Creo que de las ciudades que hemos visitado era la más "desarrollada", por decirlo de alguna manera. Se veía mucha publicidad de marcas tecnológicas, de coca cola, e incluso paneles luminosos. La verdad es que nos llamó mucho la atención porque tener esos prodigios tecnológicos justo encima de gente que vive en la calle claro... No se ve todos los días.
Y, al día siguiente, llegó el momento estrella del viaje. A ver, estrella en realidad fueron todos, porque nos lo pasamos genial todos los días, pero fue la visita que más ganas teníamos de hacer. Fue el impresionante Taj Mahal, situado en la ciudad de Agra.
Sinceramente, después de verlo, no me extraña para nada que sea calificado como una de las maravillas del mundo. Creo que es el monumento de todos los que he visto en mi vida que más me ha impresionado. Tan blanco, tan grande, tan imponente.... Decía nuestro guía que en el mundo existen dos tipos de personas: las que han visto el Taj Mahal y las que quieren verlo.
Os voy a dejar por aquí la historia de este precioso edificio, que es en verdad un mausoleo. Una historia también preciosa, ya veréis..
Era el año 1607 cuando el entonces príncipe Imperial Yurram, más tarde conocido como el emperador musulmán Shah Jahan, conoció en un bazar de Agra, capital del imperio mogol entre los siglos XVI y XVIII, a la princesa Arjumand Banu Begum, de sólo 15 años e hija del Primer Ministro de la Corte. Cuenta la leyenda que la joven estaba probándose un collar de diamantes por valor de 10.000 rupias y el príncipe, que no era precisamente pobre, pagó sin dudar la joya, conquistando de inmediato el corazón de la princesa.
A pesar de su condición de príncipe, no todos sus deseos eran tan sencillos de cumplir y las razones de estado le obligaron a olvidarse de Arjumand y tomar por esposa a alguien de su mismo rango, una princesa hija del rey de Persia. Pero el príncipe nunca pudo olvidarse de aquella joven que había conquistado su corazón y, dado que la ley musulmana le permitía tener varias esposas, cinco años después de ese primer encuentro y sin haberse visto ni una sola vez más, el príncipe pudo cumplir con su sueño y casarse con su amada.
La boda, fastuosa como no podía ser menos, no se celebró hasta el 20 de mayo de 1612 ya que, a pesar de los anhelos del príncipe, los astrólogos no se pusieron de acuerdo hasta ese momento sobre una fecha favorable que asegurase la felicidad del nuevo matrimonio. La ceremonia tuvo lugar en la ciudad de Agra, estado de Uttar Pradesh, a unos 200 kilómetros al sureste de Delhi y durante la misma, el emperador nombró a Arjumand, Mumtaz Mahal, ‘la elegida o la perla del palacio’ según las diferentes traducciones.
Aunque no se trataba de su primera esposa, de hecho fue la cuarta, sí fue la favorita y con ella tuvo 12 hijos antes de que el dolor hiciera su aparición en esta hermosa historia de amor. Tras varios años de dicha conyugal, el príncipe fue coronado en 1627 tomando el nombre de Shah Jahan, ‘Rey del mundo’ y fue conocido como un gobernante bondadoso, gran amante de su pueblo y de la paz. Pero la felicidad nunca dura eternamente y menos en las historias de amor que pasan a la posteridad y pronto la tragedia sacudiría violentamente sus vidas.
A pesar de sus numerosos embarazos, la emperatriz acompañaba frecuentemente a su marido en sus viajes alrededor del país. En 1631, tras 19 años de feliz matrimonio y durante una visita a la campaña de Burhanpur, donde se encontraban las tropas de Shah Jahan con el objetivo de sofocar una rebelión, Mumtaz Mahal falleció repentinamente al dar a luz al decimo cuarto hijo de la pareja, una niña llamada Gauhara Begum. Antes de morir, Mumtaz le pidió a su rey que cumpliera con las siguientes promesas: que construyera su tumba, que se casara otra vez, que fuera bueno con sus hijos y que visitara su tumba cada año en el aniversario de su muerte.
El emperador y amante esposo sintió un dolor tan intenso que deseó morir junto a su esposa. Su tristeza era tan profunda que se encerró en sus habitaciones ocho días con sus ocho noches, sin comer ni beber. A la salida, Jahan ordenó que se cumpliera el luto en todo el reino prohibiendo las vestimentas de colores, tocar música, usar perfumes y joyas y hasta llegó a prohibir la sonrisa entre los súbditos. Jahan se encerró en palacio sumido en su dolor y no reapareció hasta un año después muy envejecido y, para asombro de sus súbditos, su pelo y barba se habían vuelto blancos en tan sólo unos meses.
Aunque en un principio, el cuerpo de Mumtaz fue sepultado temporalmente en Burhanpur, en un jardín amurallado conocido como Zainabad originalmente construido por el tío de Shah Jahan, a orillas del río Tapti, el emperador nunca tuvo la intención de dejarla allí sepultada. En 1631, el cuerpo de Mumtaz fue exhumado y transportado en un bello sepulcro de oro, escoltado por su hijo Shah Shuja y la Princesa Imperial Jahanara Begum, hacia la ciudad de Agra donde se encontraba el Palacio Imperial.
Una vez allí, Mumtaz fue enterrada en un pequeño edificio a orillas del río Yamuna hasta que finalmente Jahan cumplió con la primera de las peticiones de su esposa, y, para su desgracia, la única que el emperador pudo cumplir. Jahan se propuso que Mumtaz tendría la tumba más hermosa que el mundo hubiera visto jamás, rindiéndole así un homenaje a su amada que perdurase por los siglos de los siglos y lo consiguió.
Con esa idea en la mente, el emperador mandó construir el complejo de edificios del Taj Mahal, que se traduce generalmente como “Palacio de la Corona” o “Corona del Palacio”, aunque los historiadores afirman que su designación no es más que una abreviación del nombre de Mumtaz Mahal. La ubicación elegida fuela curva que el río Yamuna que llega a Agra desde el norte para que sus aguas reflejaran los cambios de luz de los muros de mármol blanco del palacio cuya construcción se prolongó durante veintidós años, finalizando en 1653. Más de veinte mil obreros participaron en la construcción de este homenaje al amor según los planos de un consejo de arquitectos procedentes de India, Persia y Asia central, aunque parece que el auténtico inspirador fue el propio emperador. El maestro de obras fue el turco Listad Isa y, cuenta la leyenda que, cuando el edificio estuvo acabado, Jahan ordenó cortar su mano para impedir que pudiese repetir una obra semejante.
Texto sacado de Hola.com
Pero aunque el mausoleo es el edificio más emblemático, el Taj Mahal no se trata de una sola construcción, sino de todo un complejo de grandes dimensiones. Rodeando al recinto hay una alta muralla de arenisca roja con una monumental puerta de entrada en el sur por la que se accede a un inmenso patio de 300 metros de ancho, con un estanque de mármol en el centro que refleja los edificios, produciendo un efecto adicional de simetría. Cada sección del jardín está dividida por senderos en dieciséis canteros de flores, con un estanque central de mármol a medio camino entre la entrada y el mausoleo.
La verdad es que podría poner miles de fotos, y leer la historia miles de veces, y nunca me cansaría de él... De verdad que es increíble, no hay palabras para describirlo. Creo que nunca lo olvidaré, y me encantaría de verdad que todo el mundo tuviera la oportunidad de verlo aunque fuera una vez en la vida.
Después de pasar toda la mañana observando esta maravilla (y es que no merecía menos), por la tarde fuimos a ver otro fuerte en Agra, desde el cual se veía el Taj Mahal y que era precioso también.
Este, conocido también como Fuerte Rojo (igual que el de Delhi, con el que no debe confundirse), podría describirse mejor como un conjunto de palacios amurallados, ya que es realmente lo que es. La puerta principal es la que podéis observar en la foto, y luego dentro hay diferentes edificios y pabellones correspondientes a diferentes palacios. Está considerada como la fortaleza más importante de la India. y es que también es impresionante.
Una vez terminada la visita, nos dirigimos al hotel a descansar ya que al día siguiente sería un día duro. Aunque bueno, descansar descansar... Quien dice descansar dice bailar, ya que ha sido también una de la tónica detonante de estos días.
Al día siguiente pusimos rumbo a : la ciudad de Gwalior. Allí vimos un poco la ciudad, muy parecida a las del resto (la verdad es que lo que es la ciudad y la vida cotidiana no se diferencia mucho de unas ciudades a otras); y visitamos el fuerte de Gwalior. Impresionante también. La verdad es que si me dieran un euro por cada vez que he dicho impresionante en este viaje, me habría sacado un buen dineral jajajaja. Aquí dejábamos atrás ya los colores rojos, marrones y rosas característicos del fuerte de Agra y la ciudad de Jaipur para observar maravillosos azules, amarillos y verdes.
Como podéis ver en la imagen, no es que sea una exagerada con lo de increíble... Una vez terminamos de dar un paseo por allí y verlo por dentro (que también son muy bonitos), nos montamos de nuevo en el autobús rumbo al templo de la suegra y la nuera. La verdad es que me esperaba templos normales y me sorprendieron un montón. No son templos como tal, sino monumentos dedicados. Preciosos. De verdad, que sin palabras. Y las fotos que sacamos allí, con todas las vistas de Gwalior por detrás, no tienen nombre...
Este tan impresionante es el de la suegra, y del de la nuera no encuentro fotos :( pero bueno, es del mismo estilo pero algo más pequeño.
Esa noche tuvimos un espectáculo de bailes típicos del Punjab, los cuales aprendimos a bailar con un grupo de bailarines hindúes. Muy divertido, pero muuuuy complicado...!
Al día siguiente ya pusimos rumbo de nuevo a Nueva Delhi. Al salir de Agra, hicimos una parada en Sikandra, una pequeña localidad a 12 kilómetros del Taj Mahal donde se encuentra el mausoleo de Akbar "el grande", el cual fuimos a visitar.
Creo que os vais a cansar de que lo diga otra vez, soy una pesada, pero es que todo es impresionante/increíble jajajaja. Aquí estuvimos visitando el mausoleo por dentro, precioso también, y una vez que lo vimos y revimos ya sí que sí pusimos rumbo a Nueva Delhi otra vez.
Esta es justo la entrada al mausoleo.
Al llegar a Nueva Delhi esa noche nos quedamos bailando y descansando para coger fuerzas para el día siguiente que ya era el último :(
Para el último día decidimos ir a un museo donde tenían las joyas de la reina del Taj Mahal, las cuales nos dejaron probarnos y tocar y todo. Eran preciosas, todas compuestas por esmeraldas y diamantes. Pero nuestra sorpresa fue cuando, al llegar allí, descubrimos que era un museo también de tapices. Pero no tapices así sin más... Los más bonitos que he visto en mi vida! Todos cosidos con finos hilos de oro y seda, unas capas sobre otras para crear relieves...
Y ya no es solo como están hechos, es la historia que cuenta cada uno. La verdad es que nos encantaron a todos los que fuimos, mereció muchísimo la pena.
Por último, por la tarde fuimos a visitar un edificio (no me acuerdo lo que eeeessss...! Maldita memoria!) precioso, el que mas me gustó de todos! Y no me acuerdo de su nombre así que no puedo poner fotos, porque además nos quitaron las cámaras porque estaban prohibidas :'(. Así que bueno, cuando me acuerde e intente buscarlo actualizaré la entrada ya con toda la información sobre él. Que desastreeee!
Y bueno, el día siguiente por la mañana ya estábamos cogiendo el avión y despidiéndonos de este maravilloso país... Que rápido había pasado todo, parecía que era el primer día de todo... Pero bueno, nos fuimos con genial sabor de boca, y yo solo pensando en una cosa: en volver. Era uno de mis sueños, y haberlo cumplido tan pronto me parece mentira... Y estoy muy agradecida por ello.
Por último, y para acabar con la India por ahora, os dejo con un poema que resume perfectamente todo lo que hemos visto en estos geniales días que no me cansaré de recordar.
¿Cómo es India? Ayer me preguntaste
y yo, que aún llevo su polvo en mis sandalias
y su luz, como un ascua en la mirada,
medité y no supe contestarte.
India es agua sucia y sol brillante,
polvo grisáceo entre el oro y la plata,
un viejo en cuclillas trenzando sin pausa
y una niña de mirada penetrante.
Como una noria que gira incesante,
un beso ardiente a la persona amada
y un cuerpo que, en la tarde, se hace llama;
poemas de amor, y muerte en un instante.
Saris de colores deslumbrantes
entre miseria de gente reposada.
Gente sencilla, religiosa y clara
visitando monumentos de gigantes.
Impenetrable, de misterio llena,
no puedo definirla. Se me escapa
cual pájaro que eternamente vuela.
Un gran desed se me ancló en el alma:
¡volver! Volver de nuevo a aquella tierra,
antes de ser ceniza de la nada.
Eduardo Criado
Es que es tal cual, lo ha clavado. Espero que os hayan gustado estas entradas explicandoos todo lo que he visto, y que tengáis la oportunidad de ir algún día porque de verdad que la calidad y valores humanos que se aprenden solo que verlo son alucinantes.
Nosotros nos leemos pronto, perdonad por la tardanza.
Besos!!!! ♡♡
Y, al día siguiente, llegó el momento estrella del viaje. A ver, estrella en realidad fueron todos, porque nos lo pasamos genial todos los días, pero fue la visita que más ganas teníamos de hacer. Fue el impresionante Taj Mahal, situado en la ciudad de Agra.
Sinceramente, después de verlo, no me extraña para nada que sea calificado como una de las maravillas del mundo. Creo que es el monumento de todos los que he visto en mi vida que más me ha impresionado. Tan blanco, tan grande, tan imponente.... Decía nuestro guía que en el mundo existen dos tipos de personas: las que han visto el Taj Mahal y las que quieren verlo.
Os voy a dejar por aquí la historia de este precioso edificio, que es en verdad un mausoleo. Una historia también preciosa, ya veréis..
Era el año 1607 cuando el entonces príncipe Imperial Yurram, más tarde conocido como el emperador musulmán Shah Jahan, conoció en un bazar de Agra, capital del imperio mogol entre los siglos XVI y XVIII, a la princesa Arjumand Banu Begum, de sólo 15 años e hija del Primer Ministro de la Corte. Cuenta la leyenda que la joven estaba probándose un collar de diamantes por valor de 10.000 rupias y el príncipe, que no era precisamente pobre, pagó sin dudar la joya, conquistando de inmediato el corazón de la princesa.
A pesar de su condición de príncipe, no todos sus deseos eran tan sencillos de cumplir y las razones de estado le obligaron a olvidarse de Arjumand y tomar por esposa a alguien de su mismo rango, una princesa hija del rey de Persia. Pero el príncipe nunca pudo olvidarse de aquella joven que había conquistado su corazón y, dado que la ley musulmana le permitía tener varias esposas, cinco años después de ese primer encuentro y sin haberse visto ni una sola vez más, el príncipe pudo cumplir con su sueño y casarse con su amada.
La boda, fastuosa como no podía ser menos, no se celebró hasta el 20 de mayo de 1612 ya que, a pesar de los anhelos del príncipe, los astrólogos no se pusieron de acuerdo hasta ese momento sobre una fecha favorable que asegurase la felicidad del nuevo matrimonio. La ceremonia tuvo lugar en la ciudad de Agra, estado de Uttar Pradesh, a unos 200 kilómetros al sureste de Delhi y durante la misma, el emperador nombró a Arjumand, Mumtaz Mahal, ‘la elegida o la perla del palacio’ según las diferentes traducciones.
Aunque no se trataba de su primera esposa, de hecho fue la cuarta, sí fue la favorita y con ella tuvo 12 hijos antes de que el dolor hiciera su aparición en esta hermosa historia de amor. Tras varios años de dicha conyugal, el príncipe fue coronado en 1627 tomando el nombre de Shah Jahan, ‘Rey del mundo’ y fue conocido como un gobernante bondadoso, gran amante de su pueblo y de la paz. Pero la felicidad nunca dura eternamente y menos en las historias de amor que pasan a la posteridad y pronto la tragedia sacudiría violentamente sus vidas.
A pesar de sus numerosos embarazos, la emperatriz acompañaba frecuentemente a su marido en sus viajes alrededor del país. En 1631, tras 19 años de feliz matrimonio y durante una visita a la campaña de Burhanpur, donde se encontraban las tropas de Shah Jahan con el objetivo de sofocar una rebelión, Mumtaz Mahal falleció repentinamente al dar a luz al decimo cuarto hijo de la pareja, una niña llamada Gauhara Begum. Antes de morir, Mumtaz le pidió a su rey que cumpliera con las siguientes promesas: que construyera su tumba, que se casara otra vez, que fuera bueno con sus hijos y que visitara su tumba cada año en el aniversario de su muerte.
El emperador y amante esposo sintió un dolor tan intenso que deseó morir junto a su esposa. Su tristeza era tan profunda que se encerró en sus habitaciones ocho días con sus ocho noches, sin comer ni beber. A la salida, Jahan ordenó que se cumpliera el luto en todo el reino prohibiendo las vestimentas de colores, tocar música, usar perfumes y joyas y hasta llegó a prohibir la sonrisa entre los súbditos. Jahan se encerró en palacio sumido en su dolor y no reapareció hasta un año después muy envejecido y, para asombro de sus súbditos, su pelo y barba se habían vuelto blancos en tan sólo unos meses.
Aunque en un principio, el cuerpo de Mumtaz fue sepultado temporalmente en Burhanpur, en un jardín amurallado conocido como Zainabad originalmente construido por el tío de Shah Jahan, a orillas del río Tapti, el emperador nunca tuvo la intención de dejarla allí sepultada. En 1631, el cuerpo de Mumtaz fue exhumado y transportado en un bello sepulcro de oro, escoltado por su hijo Shah Shuja y la Princesa Imperial Jahanara Begum, hacia la ciudad de Agra donde se encontraba el Palacio Imperial.
Una vez allí, Mumtaz fue enterrada en un pequeño edificio a orillas del río Yamuna hasta que finalmente Jahan cumplió con la primera de las peticiones de su esposa, y, para su desgracia, la única que el emperador pudo cumplir. Jahan se propuso que Mumtaz tendría la tumba más hermosa que el mundo hubiera visto jamás, rindiéndole así un homenaje a su amada que perdurase por los siglos de los siglos y lo consiguió.
Con esa idea en la mente, el emperador mandó construir el complejo de edificios del Taj Mahal, que se traduce generalmente como “Palacio de la Corona” o “Corona del Palacio”, aunque los historiadores afirman que su designación no es más que una abreviación del nombre de Mumtaz Mahal. La ubicación elegida fuela curva que el río Yamuna que llega a Agra desde el norte para que sus aguas reflejaran los cambios de luz de los muros de mármol blanco del palacio cuya construcción se prolongó durante veintidós años, finalizando en 1653. Más de veinte mil obreros participaron en la construcción de este homenaje al amor según los planos de un consejo de arquitectos procedentes de India, Persia y Asia central, aunque parece que el auténtico inspirador fue el propio emperador. El maestro de obras fue el turco Listad Isa y, cuenta la leyenda que, cuando el edificio estuvo acabado, Jahan ordenó cortar su mano para impedir que pudiese repetir una obra semejante.
Texto sacado de Hola.com
Pero aunque el mausoleo es el edificio más emblemático, el Taj Mahal no se trata de una sola construcción, sino de todo un complejo de grandes dimensiones. Rodeando al recinto hay una alta muralla de arenisca roja con una monumental puerta de entrada en el sur por la que se accede a un inmenso patio de 300 metros de ancho, con un estanque de mármol en el centro que refleja los edificios, produciendo un efecto adicional de simetría. Cada sección del jardín está dividida por senderos en dieciséis canteros de flores, con un estanque central de mármol a medio camino entre la entrada y el mausoleo.
La verdad es que podría poner miles de fotos, y leer la historia miles de veces, y nunca me cansaría de él... De verdad que es increíble, no hay palabras para describirlo. Creo que nunca lo olvidaré, y me encantaría de verdad que todo el mundo tuviera la oportunidad de verlo aunque fuera una vez en la vida.
Después de pasar toda la mañana observando esta maravilla (y es que no merecía menos), por la tarde fuimos a ver otro fuerte en Agra, desde el cual se veía el Taj Mahal y que era precioso también.
Este, conocido también como Fuerte Rojo (igual que el de Delhi, con el que no debe confundirse), podría describirse mejor como un conjunto de palacios amurallados, ya que es realmente lo que es. La puerta principal es la que podéis observar en la foto, y luego dentro hay diferentes edificios y pabellones correspondientes a diferentes palacios. Está considerada como la fortaleza más importante de la India. y es que también es impresionante.
Una vez terminada la visita, nos dirigimos al hotel a descansar ya que al día siguiente sería un día duro. Aunque bueno, descansar descansar... Quien dice descansar dice bailar, ya que ha sido también una de la tónica detonante de estos días.
Al día siguiente pusimos rumbo a : la ciudad de Gwalior. Allí vimos un poco la ciudad, muy parecida a las del resto (la verdad es que lo que es la ciudad y la vida cotidiana no se diferencia mucho de unas ciudades a otras); y visitamos el fuerte de Gwalior. Impresionante también. La verdad es que si me dieran un euro por cada vez que he dicho impresionante en este viaje, me habría sacado un buen dineral jajajaja. Aquí dejábamos atrás ya los colores rojos, marrones y rosas característicos del fuerte de Agra y la ciudad de Jaipur para observar maravillosos azules, amarillos y verdes.
Como podéis ver en la imagen, no es que sea una exagerada con lo de increíble... Una vez terminamos de dar un paseo por allí y verlo por dentro (que también son muy bonitos), nos montamos de nuevo en el autobús rumbo al templo de la suegra y la nuera. La verdad es que me esperaba templos normales y me sorprendieron un montón. No son templos como tal, sino monumentos dedicados. Preciosos. De verdad, que sin palabras. Y las fotos que sacamos allí, con todas las vistas de Gwalior por detrás, no tienen nombre...
Este tan impresionante es el de la suegra, y del de la nuera no encuentro fotos :( pero bueno, es del mismo estilo pero algo más pequeño.
Esa noche tuvimos un espectáculo de bailes típicos del Punjab, los cuales aprendimos a bailar con un grupo de bailarines hindúes. Muy divertido, pero muuuuy complicado...!
Al día siguiente ya pusimos rumbo de nuevo a Nueva Delhi. Al salir de Agra, hicimos una parada en Sikandra, una pequeña localidad a 12 kilómetros del Taj Mahal donde se encuentra el mausoleo de Akbar "el grande", el cual fuimos a visitar.
Creo que os vais a cansar de que lo diga otra vez, soy una pesada, pero es que todo es impresionante/increíble jajajaja. Aquí estuvimos visitando el mausoleo por dentro, precioso también, y una vez que lo vimos y revimos ya sí que sí pusimos rumbo a Nueva Delhi otra vez.
Esta es justo la entrada al mausoleo.
Al llegar a Nueva Delhi esa noche nos quedamos bailando y descansando para coger fuerzas para el día siguiente que ya era el último :(
Para el último día decidimos ir a un museo donde tenían las joyas de la reina del Taj Mahal, las cuales nos dejaron probarnos y tocar y todo. Eran preciosas, todas compuestas por esmeraldas y diamantes. Pero nuestra sorpresa fue cuando, al llegar allí, descubrimos que era un museo también de tapices. Pero no tapices así sin más... Los más bonitos que he visto en mi vida! Todos cosidos con finos hilos de oro y seda, unas capas sobre otras para crear relieves...
Y ya no es solo como están hechos, es la historia que cuenta cada uno. La verdad es que nos encantaron a todos los que fuimos, mereció muchísimo la pena.
Por último, por la tarde fuimos a visitar un edificio (no me acuerdo lo que eeeessss...! Maldita memoria!) precioso, el que mas me gustó de todos! Y no me acuerdo de su nombre así que no puedo poner fotos, porque además nos quitaron las cámaras porque estaban prohibidas :'(. Así que bueno, cuando me acuerde e intente buscarlo actualizaré la entrada ya con toda la información sobre él. Que desastreeee!
Y bueno, el día siguiente por la mañana ya estábamos cogiendo el avión y despidiéndonos de este maravilloso país... Que rápido había pasado todo, parecía que era el primer día de todo... Pero bueno, nos fuimos con genial sabor de boca, y yo solo pensando en una cosa: en volver. Era uno de mis sueños, y haberlo cumplido tan pronto me parece mentira... Y estoy muy agradecida por ello.
Por último, y para acabar con la India por ahora, os dejo con un poema que resume perfectamente todo lo que hemos visto en estos geniales días que no me cansaré de recordar.
¿Cómo es India? Ayer me preguntaste
y yo, que aún llevo su polvo en mis sandalias
y su luz, como un ascua en la mirada,
medité y no supe contestarte.
India es agua sucia y sol brillante,
polvo grisáceo entre el oro y la plata,
un viejo en cuclillas trenzando sin pausa
y una niña de mirada penetrante.
Como una noria que gira incesante,
un beso ardiente a la persona amada
y un cuerpo que, en la tarde, se hace llama;
poemas de amor, y muerte en un instante.
Saris de colores deslumbrantes
entre miseria de gente reposada.
Gente sencilla, religiosa y clara
visitando monumentos de gigantes.
Impenetrable, de misterio llena,
no puedo definirla. Se me escapa
cual pájaro que eternamente vuela.
Un gran desed se me ancló en el alma:
¡volver! Volver de nuevo a aquella tierra,
antes de ser ceniza de la nada.
Eduardo Criado
Es que es tal cual, lo ha clavado. Espero que os hayan gustado estas entradas explicandoos todo lo que he visto, y que tengáis la oportunidad de ir algún día porque de verdad que la calidad y valores humanos que se aprenden solo que verlo son alucinantes.
Nosotros nos leemos pronto, perdonad por la tardanza.
Besos!!!! ♡♡
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