Yo ahora mismo ando liadilla con tareas y esas cosas, lo normal de los estudiantes vaya. Pero aunque a veces si que suelte akguna peste por ello, la verdad es que es una cosa que me gusta bastante hacer. La sensación de estar constantemente aprendiendo cosas (que algunas nos interesarán más y otras menos, pero al fin y al cabo todo es cultura) y sin perder el tiempo me encanta. Que no digo que a veces no se pare, cosa que es totalmente necesaria, pero no podría estar muchísimo tiempo sin tener nada que hacer: creo que el tiempo que dura el verano es mi límite jajajaja.
Y de eso venía a hablar hoy, de la vuelta al cole. Ya se que llego un poco (bastante) tarde, porque llevamos como cosa de un mes en clase, pero como yo he estado de viaje pues llevo solo una semana, y no quería dejar de hacer este post este año.
Y os preguntaréis que por qué este año... pues, volviendo a posts anteriores, por el viaje a la India. Ya os dije que seguiría haciendo referencias a él, y ahora mismo es una de ellas. Porque no puedo dejar de pensar la suerte que tenemos al poder ir a clase y tener una educación. Normalmente oyes a niños y adolescentes (estos últimos bastante más) quejándose de que si tareas, que si exámenes, etc. Es verdad que todos nos quejamos, yo la primera, porque hay cosas injustas o días que no puedes más; pero una cosa es quejarse de cosas puntuales y otra quejarse de vicio, que es uno de los síndromes que tenemos bastante extendido hoy en día: el de la queja. Y es que, si lo pensáis, solo hay una razón por la que nos quejamos tanto y que es la misma de siempre: porque tenemos de todo. Porque tenemos de todo y siempre queremos más, más y más. Ya os digo yo que un niño que casi no tiene qué comer ni acceso a la educación tendría muchos motivos para quejarse, y aun así no lo hace.
Por eso, volviendo a la parte de arriba, me gustaría que todos pensáramos por un momento en la gran suerte que tenemos solo por poder leer y escribir. Porque gracias a unos maestros y a nuestros padres lo hemos aprendido, porque hemos tenido una clase, y la seguimos teniendo, donde aprendemos todos los días, nos culturizamos y creemos como personas. Muchas veces malgastamos nuestra voz quejándonos, cuando deberíamos utilizarla para dar las gracias por donde estamos y lo que tenemos.
Sé que ya escribí acerca de nuestra suerte y tal en mi primer post sobre la India, pero creía necesario recordarlo. Sobre todo para esa gente que está en clase sin hacer nada y molestando a los demás sin dejarles concentrarse. Para ese que tira bolitas de papel y no atiende, y que ocupa un sitio que podría ser ocupado por un niño con mil ganas de aprender y estudiar, pero que no puede solo por haber nacido en otro sitio. Por ese que no para de reírse de sus compañeros sin darse cuenta de que, en unos años, serán sus compañeros quienes puedan reírse de él desde sus puestos de trabajo. Pero no lo harán, porque gracias a la educación que le dieron de pequeño sabe respetar a los demás. Sí, hoy se lo recuerdo a ese que hace estas cosas, para que reflexione y piense que hay gente a la que le encantaría estar en su lugar, y sin embargo el lo está desaprovechando. Y no solo que lo haga él, sino que molestando impide en ocasiones que lo hagan los demás. Yo me quejo, me quejo de este tipo de gente que parece no darse cuenta de las cosas. Me quejo porque hay veces que quejarse es bueno también, siempre que sea por un buen motivo y con un buen fin. Por eso espero que si alguien me lee, que lo piense de verdad, que solo lleva un ratito. Y nos daremos cuenta de lo injusto que es el mundo...
De todas maneras, ya cambiando de tema, espero que todos tuvierais un genial comienzo de curso, que empezarais con ganas y que no las perdáis para que el curso salga redondo. A todo el mundo fuerza y ánimo que con él se va a todas partes!!!
Nosotros nos seguimos leyendo cada semana por aquí, espero. Besos gigantes!
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