viernes, 8 de junio de 2018

Carta a un asesino

Nada más llegar a casa acabo de encontrarme una noticia en la televisión... podría decir catastrófica, indignante, devastante, arrolladora... pero prefiero dedicarle las palabras a él: el conductor de un coche que arrolló. un ciclista y dio positivo en el control de cocaína. Un juez ha decidido que quedará libre. La noticia es la siguiente por si no la habéis leído: click aquí.

Persona:

Pondría querido, pero creo que no es lo adecuado. Ni siquiera sé si poner persona, porque eso significa tener sentimientos, pero bueno, dejémoslo así.

Te haría muchas, muchísimas preguntas: ¿por qué superaste el límite de velocidad? ¿por qué cogiste el coche después de consumir? ¿por qué consumiste?
Pero el caso es que, si algún día llegas a leer esto, eso me da igual. No puedo pensar en ti en este momento. Solo puedo imaginarme una familia completamente devastada porque ahora le falta un miembro. Una persona muy feliz al salir de su casa a dar un paseo en bici. Una llamada de teléfono durísima, tanto que no me la puedo ni imaginar... una ambulancia, un plástico, un cuerpo.

Una sonrisa que nunca volverán a ver sus seres queridos, un "te quiero" que nunca volverán a escuchar y un abrazo que no volverán a sentir. La angustia de no haberle dado un beso antes de que saliera. Recordar su voz, sus manos, su pelo. 

Sólo puedo pensar en una persona buena, con un final que resultó no ser tan bueno. Alguien que no lo merecía porque no tomó ningún tipo de mala decisión ese día.

Pero tú SÍ (perdona que te tutee, suele hacerse con gente que conoces y espero no conocerte nunca la verdad, pero el usted me lo guardo para personas que buscan hacer el bien).

Tú tomaste una decisión. Hasta aquí todo está bien, todos las tomamos en algún momento. Pero JAMÁS pensaste en sus consecuencias. Que a ti te pase lo que sea, da igual. En el momento en el que decides consumir asumes una serie de consecuencias que pueden darse o no, pero es tu responsabilidad. Pero... ¿y él? ¿pensaste en algún momento en el daño que podrías hacer a alguien que es completamente inocente?

No voy a comentar la decisión del juez porque me parece vergonzosa. ¿150.000 euros y a la calle? ¿es eso lo que vale una persona? Me da igual que fueran 4 millones. Jamás aceptaría ninguna cantidad de dinero a cambio de no volver a dar la mano a alguien a quien quiero.

Tú, sigues conservando a tu familia. Por muy mal que lo pases, tú te sentarás a la mesa con tu familia los domingos. Tú disfrutarás de cuando salga el sol, y de ver las flores crecer. Tú podrás volver a hablar con una persona e incluso ir a hacer la compra.

ÉL ya NO puede y es por TU culpa.

Tú puede que incluso vuelvas a tomar la decisión de colocarte. Podría decirte que es una irresponsabilidad por tu parte pero te entraría por un oído y te saldría por el otro. ALGUIEN HA MUERTO Y HA SIDO POR TI. Si no hubieras salido a la calle con las intenciones que llevabas nada hubiera pasado. ¿Suena duro verdad?

Ojalá no pasara nada así en el mundo. Ojalá todos buscáramos el bien en él. Y el bien propio lo dejo a elección individual porque es la vida de cada uno, pero si quieres autodestruirte NO impliques a nadie más. Pensar en los demás también es una gran manera de ser feliz.

Asesino, no me gusta nada que andes suelto por la calle. No me gusta nada que no pagues por lo que has hecho. No me gusta nada que otra persona pague por tus actos irresponsables. Y te desearía lo peor, pero te voy a decir una cosa: la conciencia (eso que nos muy bien si tienes) se queda ahí, y si jamás volverás a tenerla limpia.


Querida familia:
ánimo, fuerza y lucha. Siempre acaba saliendo el sol.
Un abrazo, B.

viernes, 6 de abril de 2018

V i d a

Vida
es despertarse todas las mañanas,
con ganas de reír o llorar,
con ganas de hacer cosas o quedarte todo el día tirada en la cama,
con ganas de ver a alguien o estar solo,
pero despertarse.

Estamos vivos,
y aunque muchas veces creas que no,
es maravilloso.

Sal ahí,
ayuda,
crea,
motívate,
diviértete,
habla,
bebe,
baila,
sueña.

Y si no te apetece hacerlo hoy, hazlo mañana.
Pero hazlo.

Aprender

APRENDER

YO

Hace tiempo que vengo pensando en algo, sin saber realmente el qué. Que mi cabeza divagaba sola por sus pensamientos, dejándome a mí a un lado sin saber qué ocurría. Y a la vez pasaban cosas. Y luego, lo entendí.
Un día de esta semana, que aquí seguía habiendo clase, vino mi prima pequeña a casa con una corona de purpurina que habían hecho esa mañana. La corona estaba rota por un lado, y le pregunté por qué. “Una amiga mía la rompió”, me dijo. Y se puso a jugar.
Más tarde iba yo conduciendo y pensando en mis cosas cuando me paré en un semáforo en rojo. Estaba completamente absorbida por mis comidas de tarro aleatorias que aparecen de repente. Y entonces, sin darme cuenta de que el semáforo se puso en verde oigo “piiiiiiiiiiii” y malos cuchicheos. Siempre he pensado que la manera en que la persona de atrás reacciona a este tipo de situaciones dice mucho de cómo es, al igual que la forma en la que lo hacemos de nosotros.
Con todo esto en la mañana, me acordé de una frase de Buddha que dice “quien te enfada te domina”. Si mi prima pequeña se pone a llorar o se enfada, o grita a su amiga, esta la habrá dominado puesto que habrá conseguido lo que quería. Si yo en el coche bajo la ventanilla y le hago un corte de mangas mientras salen por mi boca sapos y culebras, me habré contagiado de lo que no me gustaba de él. Por eso decidí seguir adelante con mi buen día, y no dejar que nadie se interpusiera en ello.
Vivimos en un mundo en el que hay muchas cosas buenas, y muchas cosas malas. Pero lo más maravilloso es que se nos da la oportunidad de decidir en cuales queremos enfocarnos, cuales queremos que dirijan nuestra vida y cuales dejamos en un segundo plano.

Los demás

Aprender no es solo cosa de uno, sino también de cómo se comportan los demás contigo. La gente que te rodea, en sí, es aprender. Es aprender a querer, a odiar, a amar, a respetar. Es aprender lo que es el amor más puro en unas ocasiones, en otras sorprenderte por cómo puede llegar a ser el ser humano. Es lealtad, indiferencia, alegría, tristeza, felicidad y sorpresa (para bien o para mal).


jueves, 11 de enero de 2018

2018

Empieza un nuevo año y con él todo el mundo empieza a hacer nuevos propósitos, a pensar en el futuro y a decidir qué va a hacer con su vida durante estos nuevos 365 días que empiezan. Pero yo, antes que eso, me gustaría dar un paso hacia atrás para coger impulso, y es que es imposible olvidar el 2017. Gracias a los momentos malos, los que me han permitido aprender y los que me han permitido darme cuenta de que soy más fuerte de lo que pensaba he podido crecer. Gracias a los momentos buenos, que siempre siempre siempre ganarán a los malos; he podido crear historias nuevas que contar, y de las que volver a reírme cuando lo haga. He dicho adiós a personas tóxicas que no quiero que tengan ningún tipo de influencia en mi vida, y he conocido a otras maravillosas que me permiten aprender tanto de ellas... He re-aprendido a querer a mi manera (sí, porque cada uno tiene la suya y al final se trata de encontrarla), y me ha servido tanto que ahora soy capaz de dar una cantidad de confianza que yo misma creía imposible (a las personas indicadas, claro).

Las dos palabras más importantes que he dicho a lo largo de este texto, y que seguro a todos os han pasado, han sido: he aprendido.

Ojalá que nunca dejéis de aprender, y que el 2018 os traiga tantas cosas buenas que el año que viene por estas fechas no seáis capaces de recordar las malas. Y si lo hacéis, como ahora, que sea para sonreír por haberlas superado con creces.

2018, estoy preparada, y esta vez voy a ir a por todas.

<3